Por estos días los colombianos estamos a punto de ejercer la democracia y elegir a nuestros gobernantes locales (alcaldía, gobernación, consejo y asamblea) y que mejor que refrescar un poco el modo en que se hace la política en estos tiempos.
Como es sabido los candidatos tienen un tiempo determinado para realizar su gestión y hacer las propuestas que los llevarán a convertirse en los administradores de los bienes públicos, a este período se le denomina tiempo de campaña política. Las campañas políticas se basan en el esfuerzo y organización de un grupo de personas para influir en la decisión, que nosotros como ciudadanos depositaremos en las urnas el próximo 30 de Octubre.
En este proceso de campaña política aparece una figura muy importante para el desarrollo y mercadeo de las propuestas y los distintos candidatos; esa es la figura del comunicador social que enfoca sus estudios al marketing político.
El marketing político se entiende como el conjunto de técnicas de investigación, planificación, gestión y comunicación, para generar estrategias y actividades a lo largo de una campaña política. De esta manera los comunicadores que son quienes elaboran dichas estrategias, tienen la responsabilidad de ejercer con ética y profesionalismo la función del marketing sin olvidar cuál es el papel que representa el comunicador en una sociedad de la información.
No es gratis que por estas épocas esté en boca de todos el reconocido estratega JJ Rendón quién ha sido cuestionado drásticamente por los medios de comunicación y agentes públicos por la manera como gestiona la imagen de los candidatos y el exito de sus campañas políticas desde el ejercicio de la comunicación.
¿Influencia o comunicar? Cuál es el verdadero sentido del marketing político, qué tan ético es vender la imagen de un personaje a costa de las debilidades de otros. No dejemos engañarnos por las apariencias. Los estudios realizados por los comunicadores en las campañas políticas brindan elementos para lograr, a través de un mensaje, cierta influencia en un público ya determinado por el candidato y su equipo de campaña.
Es normal para el hombre verse influenciado por los mensaje que recibe de todos los medios de comunicación. Nadie puede evitar sentirse influenciado por algo o alguien en algún momento de la vida, sin embargo lo importante no es que nos influencien o no, sino cómo lo hacen.
Es justo que se hagan campañas políticas que se valgan de estrategias perversas para elegir a nuestros gobernantes. Esos gobernantes que tomarán decisiones por su región o localidad el día de mañana. No es justo que se intente engañar al pueblo con mensajes mal intencionados y propagandas que lo único que hacen es confundir a la gente.
Señor comunicador y estratega político, configure bien sus mensajes. No nos engañemos más. Colombia necesita buenos gobernantes e intachables comunicadores, porque son el ejemplo un modelo a seguir.¿Política?
“Se dice que los jóvenes pasan actualmente de la política. Pero qué sabe un joven hoy de política? Aparte de los escándalos aireados por la prensa, las zancadillas que los partidos se ponen unos a otros y las exaltadas prédicas de los demagogos…”.
¿Qué es la política? Esta pregunta puede ser común en los colombianos por estos días. El próximo 30 de octubre irán a las urnas a elegir los alcaldes, gobernadores, asambleas y concejos municipales que administrarán los recursos de nuestras regiones. Por eso se hace preciso recordar a los electores el verdadero sentido de la política entendida como una actividad orientada de manera ideológica para tomar decisiones haciendo un uso adecuado del poder, para mantener el bien común de una comunidad democrática.
Muy distinto a la verdadera política es lo que por estos días presenciamos los colombianos. Candidatos proponiendo desfachateces, propaganda negra, pullas en debates que manchan la dignidad de los candidatos, acusaciones que sin pruebas pretenden ensuciar la imagen de los distintos candidatos y polarizar al país en la toma de decisiones.
En Colombia, para los que dicen hacer política, se han olvidado del verdadero sentido de la política y se han dedicado a poner por encima los derechos particulares(o más bien de particulares), sobre los intereses comunes.
Se acabó el tiempo en que la política nos ofrecía una salida para estar tranquilos y habitar los espacios en que compartimos y nos reconocemos. En Colombia se han perdido las ideologías políticas y de paso han arrasado con la esperanza de un pueblo desengañado de los gobernantes que elige y sin embargo continúa eligiéndolos.
Los partidos políticos en Colombia ya no siguen una línea ideológica, se pasan los políticos de partido en partido. Están donde más les conviene. Un día son liberales, los otros conservadores intachables y católicos enfermos de ética y moral. Cuando ya ha amanecido se han vuelto de extrema izquierda y se alían entre falsos positivos y olas verdes. Todo, no obstante la reforma política y la proscripción del transfuguismo.
Cárceles llenas de políticos convictos o judicializados, combos delincuencias, pactos de no agresión mientras se hace campaña, supuestas alianzas entre políticos y delincuentes, mensajes mal intencionados y llamadas telefónicas con la voz de un ex presidente aconsejándole por quién votar, es el panorama que por estos días vive Colombia. Donde lo anterior que acabo de mencionar sólo es una muestra más de que en este país la política se abrió a un método más light, que si bien no nos saca de la olla a la mayoría de los colombianos sí favorece los intereses de unos pocos.
En algunos comunas de Medellín específicamente la comuna 6, localidad con altos índices de violencia y conflicto, por estos días se vive en paz y tranquilidad. Hay un pacto entre las bandas de alto al fuego mientras proceden las campañas políticas y se llegan las elecciones. Esto deja muchos cuestionamientos, cómo se hace la política, a quién le interesa tener el control, qué vinculo hay entre políticos y bandas delincuenciales.
Con tanto mensaje oscuro y políticos politiqueando, la política en Colombia ha perdido el sentido ideológico y ha perdido el horizonte.